Practico el arte con fe religiosa. Estoy segura de que
através de éste, se pueden romper barreras de comunicación, enseñar valores,
ayudar a pacientes con depresión, problemas auditivos, deficiencias visuales,
personas con problemas cognitivos y demás enfermedades y dolencias, es decir,
el arte hace milagros.
Puede parecer exagerada mi postura, pero por eso siempre
advierto de mi fe, casi fanatismo, en el arte. Lo admito, soy una de esas
románticas que cree que enseñando apreciación artística y desarrollando
habilidades artísticas en las escuelas, mejoraríamos el promedio de los
estudiantes.
Existen cientos y cientos de estudios acerca de los
beneficios del arte en terapias de apoyo tanto para enfermedades físicas como
psicológicas, además está comprobada su eficacia en la estimulación temprana de
los bebés y como actividad de ocio saludable en los adultos mayores.
La arteterapia es pues, una efectiva herramienta para los
psicólogos y para uno mismo, aún cuando no se asista con un terapeuta. Usted
puede emplear el arte como una herramienta de autoconocimiento y de este modo, entenderse mejor y hallar
la mejor manera, única y personal, para resolver confusiones o problemas.
Ya antes he dicho que un poema no detiene balas, pero leído, comprendido y disfrutado a
tiempo, evita las ganas de dispararlas.
En otros países, los de primer mundo, el arte es un bien
social, se enseña en las escuelas públicas, se invierte en su enseñanza y
profesionalización, aquí, bueno, aquí tenemos educación artística particular y
cara, y padres matándose en el trabajo para poder ofrecerla y costearla, por lo menos el grueso de la población en México así lo vive.
Le pido que recuerde cuando era niño y jugaba con cajas de
cartón, cabe mencionar que si nunca jugó con cajas de cartón, de zapatos por
ejemplo, usted tuvo una infancia muy pobre en términos de niños, porque éstos le dan más importancia a
una caja, que a un juguete carísimo. Pero
volviendo a sus recuerdos, sitúese en esos años en que una caja era una
casa de muñecas, un barco, una cueva o un nido; eso era creatividad pura, y hoy
por hoy, a quienes se les permitió
jugar todo el tiempo con esas cajas, bien podrían ser los artistas plásticos
contemporáneos.
A lo mejor usted tiene doctorado en jugar con cajas y no
realizó nunca una pieza de arte, pero seguro su creatividad para resolver
problemas en el área laboral en que se desempeña es muy apreciada.
Hay una campaña horrenda en la tv invitando a que se lea 20
minutos al día, donde aparece
gente como Yair, (primo de Homero Simpson, se le nota en la cara) que se está
equivocando en algo, no se trata sólo de leer, se trata de disfrutar, eso es lo
que deberíamos aprender primero, a disfrutar el arte, un libro, la música,
porque a partir del goce estético nacen las ganas de recrear el arte y realizarlo,
después de esto, ya podemos enseñar el arte a nuestros hijos, alumnos, etc., y
de ahí, el crecimiento del árbol de la creatividad es imparable.
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